Pero por desgracia para los administrados, la crisis sigue pudriendo el panorama nacional, y quizá para cuando sepa lo que pretendo saber, ya a nadie interesará por obvio. La gran corrupción habrá terminado, no sólo con las ilusiones de progreso que albergábamos todos, sino con una sociedad, la española o catalana, que creímos capaz de progresar al igual que la Europa que visitábamos.
Hemos pasado del neoliberalismo capitalista salvaje, al corrupto neolibertinaje socialista
Barcelona. Si el pasado lunes 27 de junio decía que el juego ‘tres en raya’ alineando ‘un terreno a recalificar, un Ayuntamiento o Generalitat, y una caixa o banco’ enriquecía a sus jugadores sin ningún riesgo, para instrumentalizar la fórmula se han de crear lo ya bautizado hace muchos años como ‘sociedades instrumentales’. Si se acude al Registro Mercantil se verá que por los años 70 creé varias docenas, la mayoría inmobiliarias, o sea, sé sobre qué escribo, aunque en puridad no se trataba de instrumentales pues la mayoría tenían diferentes socios para promociones distintas. Pero ¡cuidado!, yo jamás tuve un cargo público, y muy lejos de la Administración hasta que los De la Rosa o Narcís Serra y cía. me involucraron por un intento de compra de terrenos. Lo de ‘corrupto’ tan publicado en cuanto a mí es totalmente falso en el estricto sentido ‘oficial’ del término. Repito, la prensa, al dictado de Pascual Maragall, me creó ‘alto funcionario del Consorcio de la Zona Franca‘ donde nunca estuve, ni conocía a nadie de sus franquistas dirigentes o funcionarios. En sentido práctico y real los corruptos me arruinaron social y económicamente.
Objetivo: canalizar ‘negocios’ eludiendo el ‘concurso público’. O lo que es lo mismo, facturar a la Administración sin sus engorrosos controles o ‘partidas presupuestarias’
Por entonces no imaginé que un ayuntamiento o cualquier ente público creara ‘instrumentales a porrillo’ (ya las había) pero muy lejos de la profusión con que se han creado. No tenemos estadísticas pero nos mesaríamos el pelo si las tuviéramos. Y ahí reside gran parte de la gran corrupción y toda la inmensa burbuja inmobiliaria, el mayor desfalco de la historia española. Y nuestro Ayuntamiento o el Consorcio de la Zona Franca e infinidad de instituciones barcelonesas, e incluso entre las mismas instrumentales, se han creado a miles. Sin olvidar los ‘amigos inmobiliarios’, actuando entre ‘hombres de paja’ o instrumentos de ‘caixas’, y entes públicos o parapúblicos.
Objetivo: canalizar ‘negocios’ eludiendo el ‘concurso público’. O lo que es lo mismo, facturar a la Administración sin sus engorrosos controles o ‘partidas presupuestarias’, autocontratarse, evadir impuestos, crear segundos o quintos empleos y sueldos, e intentar escapar de responsabilidad vendiéndolas, regalándolas o pagando, para endosarlas a ‘profesionales de la firma’. Total y sin más enredos, ¡qué los hay!… Cualquiera de esas sociedades no sólo es un engaño a la Administración y a los administrados, sino hasta un pozo de delitos, porque cuando un alcalde, concejal o funcionario firma como administrador o apoderado pervierte su función. Y peor si ordena la firma. Entonces actúa como simple mafioso.
Cuando me hablan u oigo hablar de neoliberalismo capitalista, pienso que quien utiliza ese concepto demagógicamente, o es un bendito idealista, un corrupto, o a sueldo de corruptos. Utilizar la legislación imperante, llamémosle ‘liberal’ o ‘capitalista’ (‘economía social de mercado‘ según la Constitución), para canalizar o ‘legalizar’ ese inmenso lodazal creado por todas las administraciones y su alter ego, el Sistema Financiero, no es un cínico planteamiento, sino la gran corrupción en si misma.
A poco que se quiera entender los infinitos discursos de Artur Mas, por encima de las sandeces anti-Madrid y anti-PSOE, se hallan los intereses pujolistas que apoyan ley tras ley al PSOE de Zapatero
Espero que la crisis y hechos insignificantes, como la disolución ayer del Ayuntamiento, ayuden a comprender el caos español. Y digo ‘insignificantes’, porque a poco que se quiera entender los infinitos discursos de Artur Mas, por encima de las sandeces anti-Madrid y anti-PSOE, se hallan los intereses pujolistas que apoyan ley tras ley al PSOE de Zapatero.
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